jueves, 24 de enero de 2008

Postales de Cine : "Shadow of a Doubt (1943)"





El cine es un lenguaje de miradas. Las miradas en el cine (y en la vida) dicen la verdad, aunque la verdad esté oculta por una mentira pasajera. Tal vez el rostro no esté de acuerdo, pero son los ojos los que nos transmiten la verdad de los sentimientos de los personajes. Inclusive cuando ocultan lo que no conviene que el espectador aún sepa. Un buen actor de cine sabe que hacer con sus ojos. Aunque no tenga una buena dicción, ni una actitud postural expresiva; si el actor de cine trabaja con su mirada, todo lo demás acompaña. Cualquier película de Hitchcock puede seguirse perfectamente a partir de un seguimiento de las miradas de sus personajes. Tomemos escenas aisladas de películas como “Shadow of a Dubt” [1][i]y nos daremos cuenta de lo que estamos hablando. Recordemos aquella en la que el tío Charly (Joseph Cotten) esta en la cama y su sobrina (Teresa Wright) y su hermana (Patricia Collinge) le han llevado el desayuno. Es una situación aparentemente simple, que el espectador podría ver como una simple transición o como una escena de respiro hacia otros momentos de mayor relevancia. Sin embargo, podemos afirmar que nada es transición en Hitchcock; los "respiros" en su cine son muy significativos. En su obra nada es irrelevante y esta escena es una muestra de la clara disposición estratégica del Universo Hitchcockiano. La disposición de los personajes nos genera una sensación ambigua, porque si bien Charly ya es un hombre, existe hacia a el un trato similar al de un niño mimado. El tío Charly es un hombre pero parece un niño; es un hombre que reúne condiciones duales y contradictorias, que reflejan su inmadurez y su fascinante atracción sobre los otros. En el plano los tres miran una foto de cuando el tío Charly era niño. Es un momento de felicidad familiar. Es el momento en el que percibimos lo que cada uno piensa. La hermana y la sobrina idealizan al tío, y nos damos cuenta de ello por la manera en que lo miran y por la disposición protectora que tienen ellas alrededor de la cama de Charly. Pero también nos damos cuenta lo que piensa el tío Charly porque su mirada revela algo oscuro, que las dos mujeres no alcanzan a captar. Es una mirada cómplice del tío Charly hacia nosotros. En un solo plano Hitchcock construye un conjunto de miradas que le permite participar al espectador como a un voyeur privilegiado. La información que tiene el espectador aventaja a la de las mujeres, pero éste no sabe todo lo que sabe el Tío Charly. A su vez la escena sirve para resignificar la vieja foto de familia. Al principio de la escena la foto representa la infancia de Charly pero sobre el final la misma ha adquirido una significación diferente. Nunca vemos la foto, pero a través de ella nos damos cuenta cómo ve el mundo cada personaje. Sumado a esto el tono que usan los personajes para expresarse, agrega otro elemento de significación que transcurre de manera paralela a la imagen[ii]. A partir de esa construcción, la mirada del tío Charly contiene un enigma a revelar, que nos acerca a él porque nos hace cómplices, pero a su vez nos aleja, porque su oscuridad es intimidante.


La escena tiene entonces tres tipos de miradas. La de la hermana, inocente y nostálgica; la de la sobrina idealizadora, y peligrosamente idílica y la del tío, que solo es percibida por el espectador; esta última nos permite compartir con él algo inquietante.... su interioridad siniestra[iii]. Mientras presenciamos este juego de miradas, la hermana del tío Charly cuenta con inocencia un suceso que su hermano vivió de niño cuando recibió un golpe en su cabeza. Ella lo cuenta con gracia, como un recuerdo alegre. Para ella, una travesura más de su hermano. Para su sobrina la anécdota es algo curioso; pero para Charly es un recuerdo que se refleja en su rostro, como un secreto al que nadie debe acceder. Esta información nos refleja lo que el personaje sabe de si mismo. La disonancia de tonos le permite a Hitchcock construir una “postal familiar” de apariencias que no necesita de otros planos porque su geometrìa de miradas es suficiente en si misma. Por eso a Hitchcock lo vamos descubriendo, en su obra como en la de otros grandes autores, las cosas están a la vista, pero no se ven.... nuestra tarea es aprender a mirarlas.

-Por José Luis Nacci


[i] Entre nosotros “La Sombra de una Duda” (1943)

2 De esto hablaba Hitchcock cuando hacia referencia al principio de desfasaje de la imagen y el sonido..

3 Recordemos que la cama es el lugar de meditación del tío Charly.

jueves, 17 de enero de 2008

Introducción


El Kimono Escarlata es el nombre de una película de Sam Fuller, que los cinéfilos más atentos recordarán con sumo placer. Para nosotros utilizar el nombre de su película no deja de ser un emblema de identificación con aquellas cosas del cine que son auténticas, sencillas y distinguidas a la vez. Los escritos a los que puede acceder el lector, estarán impregnados de cinefilia pero también revelarán un claro intento de teorizar sobre el cine. Si bien es cierto que este no será un lugar dedicado exclusivamente a Fuller , esperamos que el lector reciba un impacto directo, frontal, como el que recibe cualquier espectador que ve las películas del mencionado director. Los comentarios que hagamos sobre las diferentes películas serán la excusa para reinstaurar la mirada hacia el cine clásico y a partir de ahí la consideraciín hacia el cine moderno.